narraluz 267

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Imagen: Javier Llorente

 

Tengo un vecino que toca el chelo. Debe de vivir uno o dos edificios más allá del mío. Lo oigo ensayar todas las tardes. Llueva o haga sol, el chelo irrumpe en el silencio del barrio sin pedir permiso. A él no le conozco, no personalmente. No sabía ni que existía. No le he visto nunca la cara. Cuando salimos al balcón a las ocho, a veces lo busco e intento adivinar quién puede ser. Ni siquiera sé si es un hombre. Yo me lo he imaginado así. Y pienso si es el chico joven, moreno, del segundo del edificio de al lado. O el madurito del quinto del bloque que casi da a la esquina. 

 

Un día lo conoceré, pienso, y le diré que estoy enamorada de él y de su chelo. Y que la edad no importa en el amor. Tantos días en casa me han dado tiempo hasta de ensayar lo que le diré en nuestra primera cita:

 

—Me llamo Elena. Soy vecina tuya. tengo 86 años. Muchos días he pensado en la muerte. En muchos momentos me sentí sola. Hubo ratos en los que no me hubiera importado irme. Pero entonces sonaba tu chelo. Y algo me aferraba a la vida. Tú me has recordado cada día el don precioso de la vida. Y quiero besarte.

Traducción: Enrique Llorente

narraluz 261

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Abro la mano para que el viento acaricie cada una de las yemas de mis dedos. Dejo que el sol llegue rebelde e inunde cada rincón que, entre las sábanas, habla del amor que se abre paso, harto de respetar franjas horarias.

Te oigo en la cocina. Huele a café. La tele de fondo. Los niños están levantados. No me apetece hacer nada más que mirar más allá, desde la cama. 

– Buenos días, cariño – dices entrando con una taza de café en las manos. 

Dejas la taza en la mesita de noche y te metes de nuevo en la cama. Me abrazas. Tu boca busca la mía. El mejor desayuno, pienso.

– ¿Sabes? – te digo sin apartar la vista de la ventana. – Los echo de menos, pero sé que me siguen cuidando desde allí. 

– Seguro que sí – contestas con ternura. – Seguro que sí.

Me abrazas. Sonrío. Y lloro.

I open my  hand for the wind to caress each of my fingertips. I let the sun arrive, rebel and flood every hideout that, between the sheets, speak about love which forges his way, I am annoyed to respect time zones. 

I heard you from the kitchen. I smell coffee. Television in the  background. Kids are getting up. I dislike doing nothing more than to look further, from the bed. 

– Good morning honey- you say coming with a cup of coffee on your hands. 

You put the cup on the nightstand and you get into the bed again. You hug me. Your month looks for the mine one. The best breakfast, I think.   

– Do you know? – I tell you without losing the view of the window- I miss them, but I do not know if they will take care of me from there. 

– I am sure yes- you answer with tenderness- sure yes

You hug me. I smile. I cry

Traducción; Enrique Llorente

narraluz 258

narraluz 258

Saca el corazón al balcón. Aplaude con ganas. Aplaude. A los detalles de amor que se suceden cada día entre las cuatro paredes de tu casa. A los esfuerzos de aquellos enamorados de los demás. A la valentía de los que miran de frente al miedo y siguen adelante, sosteniendo nuestra esperanza.

 Saca el corazón al balcón. Aplaude. No dejes la Historia vacía de gestos y llena de silencios.

Launch the heart onto the balcony. Clap enthusiastically. Clap. To the love details which happen every day between the four walls on your home. To the efforts who love each other. To the brave of people who face the scary and carry on. Holding our hope. 

Launch the heart onto the balcony. Clap. Do not let the history empty of gestures and full of silence.

Traducción; Enrique Llorente

narraluz 255

narraluz 255

ImagenJavier Barco 

 

Migas por el suelo. Manchas en el mantel. Las persianas a medio bajar. Fuera, la noche. El agua caliente me quema mientras le doy una pasadita a los platos llenos de grasa antes de meterlos en el lavavajillas. Es extraño, cenar juntos, hablar todos. Me gusta, pienso al meter la pastilla del detergente en la máquina. Me gusta.

 

Un último viaje a la escoba antes de apagar las luces. Camino despacio hacia la habitación, no queriendo despertar a nadie. Un día más que se acaba. Un día bonito, pese a todo.

Crumbs on the floor. Stains on the tablecloth¡ The shutters half closed. Outside, it´s  night. The hot water burns me while I rinse the plates full of fat before put them in the dishwasher. It´s strange. Having lunch together, everyone is talking. I like it, I think whilst putting the dishwasher in the machine. I like it. 

 

The last travel to the broom before turning off the lights. I walk slowly to the room, I don´t want to wake up anyone. One day more than it ends. A beautiful day, in spite everything.

Traducción; Enrique Llorente

narraluz 254

narraluz 254

ImagenPedro Hernández

 

Había llegado el momento de cambiar el rumbo. El horizonte era gris y las seguridades habían sido hechas añicos por la incipiente enfermedad. Pero quería seguir viviendo. Quería seguir disfrutando de los pequeños momentos que la vida tuviera a bien regalarme. Nunca fui de las que se rinden. Nunca. Siempre aprendí a buscar caminos alternativos, rutas secretas, senderos serpenteantes que permitieron victorias improbables.

 

Ahora o nunca. Había que cruzar… y seguir caminando.

The moment to change the course had arrived. The horizon was grey and assurances had been broken into pieces for the incipient sick. But I continue living. I wanted to continue enjoying the little moments that life had  given me I never was one to give up. Never. I always learned to look for alternative paths, secret routes, serpentine tracks which let me improbable victories.

Traducción; Enrique Llorente