#Narraluz 58

#Narraluz 58

– Se acabó – me dijiste apoyada en la puerta de la cocina.

Estabas herida pero el dolor no te inquietaba; llena de la serenidad propia de la que lo abandona todo por un tesoro aún mayor.

– Fuerza y valor – te dije. – Creo que todo será para bien.

Y te abracé.

#Narraluz 57

#Narraluz 57

Cuesta. Cuesta ser consciente. Tanta tienda, tanto anuncio, tanta bombilla, tanta fiesta, tanto fútbol, tanto… que cuesta darse cuenta de toda la suciedad que hay en el mundo. Ciegos. Atontados. Drogados. Esperando que venga otro y limpie mientras nos escondemos detrás de whastapps en un grupo «flower-power»…

Y millones de corazones a juego, para no desentonar…

 

#Narraluz 56

#Narraluz 56

Cuando las cosas se ponen feas, no nos queda más remedio que ser valientes.

Hay momentos, días, épocas… en los que de nada valen las palabras, en los que el tiempo de la preparación termina. Todo lo leído, todo lo estudiado, todo lo orado, todo lo aprendido, todo lo meditado, todo lo vivido, todo lo herido y todo lo curado… todo lo amado… cobra sentido. Es el tiempo de los hechos.

Ha llegado mi momento. Cronómetro a cero. Comienza la gran batalla.

#Narraluz 55

#Narraluz 55

Lo intentas pero no es posible. No es posible dejar de ser quién eres, vestirte de otro, cubrir tu rostro, esconderte de mi. No te engañes, conozco a mis hijos. Te conozco y… te quiero.

Me da pena ver cómo tiras tu vida de terraza e terraza, buscando lo que nunca encontrarás fuera de ti. No me acostumbro a verte solo, escapando de tu sombra, con el alma pasando frío…

Levanta la cabeza. Mírame. Estoy aquí mismo. Esperándote.

 

#Narraluz 54

#Narraluz 54

Tengo ganas de volver. Cada día más. Tengo ganas de volver.

Tengo ganas de escuchar las gaviotas. Tengo ganas de ir a misa a S. Jorge. Tengo ganas de tomarme un chocolate con churros con mamá. Tengo ganas de pasarme la noche hablando de la vida con mi amiga del alma. Tengo ganas de pasear de adulto lo que paseé de niño. Tengo ganas de tomarme una tapa a la sombra de María Pita. Tengo ganas de andar los pasillos de mi cole y saborear cada recuerdo, cada rincón. Tengo ganas de ser coruñés en Coruña, de nuevo. Tengo ganas de llorar y que mis lágrimas rompan con las olas del Atlántico. Tengo ganas de celebrar el sol y maldecir la niebla.

Tengo ganas pero… Dios me quiere aquí.