Tengo ganas de volver. Cada día más. Tengo ganas de volver.
Tengo ganas de escuchar las gaviotas. Tengo ganas de ir a misa a S. Jorge. Tengo ganas de tomarme un chocolate con churros con mamá. Tengo ganas de pasarme la noche hablando de la vida con mi amiga del alma. Tengo ganas de pasear de adulto lo que paseé de niño. Tengo ganas de tomarme una tapa a la sombra de María Pita. Tengo ganas de andar los pasillos de mi cole y saborear cada recuerdo, cada rincón. Tengo ganas de ser coruñés en Coruña, de nuevo. Tengo ganas de llorar y que mis lágrimas rompan con las olas del Atlántico. Tengo ganas de celebrar el sol y maldecir la niebla.
Tengo ganas pero… Dios me quiere aquí.
Hermoso. Un final que se vuelve respuesta, coincidencia, providencia…
Gracias por la inspiración de hoy.
🙂 Pues, ni a la niebla hay que maldecirla, ya que nos hace valorar aún más al sol cuando brilla en todo su esplendor. Cuando regreses al fin a tu tierra (si Dios quiere) echarás de menos Madrid, y mucho…
¡Feliz día!