No soy mercancía y, menos, producto de mercadillo. Soy mujer. Todo eso soy, mujer. ¿Y tú? ¿Qué eres tú, que te empeñas en hacerme de menos? ¿Un hombre? ¿Eso crees?
Soy mujer. Distinta a las otras, mi propia y única imagen de mí misma. Lo mejor que tengo se hace invisible a pobres miradas como la tuya. Tú sigues empeñado en exhibirme, en querer de mí lo que no puedo darte… porque me perdería a mí misma.
Soy mujer, de las de verdad y no de esas que a ti te gustaría. Todo eso soy.
– ¿Que yo me pongo así? ¡¿Y tú?! No tienes ni puta idea de lo que necesito…
– ¡Me desvivo por ti y mira cómo me lo pagas!
– ¿Que te desvives? ¡¿Alguna vez me preguntas lo que quiero, lo que siento?! Tú sólo vas a la tuya… A tu fútbol, a tu curro, a tus birras… y luego vienes y yo tengo que estar abierta de piernas ardiendo de deseo… ¡Vete a la mierda!
Sólo se les oía gritar. Una noche más. Una noche sin fin…
«La vida se la juega uno en las decisiones…», me decía mi madre cuando era pequeño, «… sobre todo en las decisiones que uno deja de tomar». Qué razón tenía mi vieja. Me he pasado la vida dejando que todo pasase por delante por miedo a optar, por miedo a apostar, por miedo a salir. Ya no quiero seguir mirando, aterrado, el mundo.
Salgo a pie. Sin mucho equipaje pero con la mirada fija. Sin saber adónde pero con la certeza de que aquí no puedo permanecer ni un minuto más. Seguro de que, en algún sitio, mi vieja se sonríe con orgullo…
Estás dormido y no puedo dejar de mirarte. No consigo conciliar el sueño. Todo me preocupa demasiado, incluido tú.
Amarte es un auténtico combate con mi soberbia. Es una lucha constante contra lo peor de mí, que envenena nuestra relación. Amarte me obliga a salir, a despojarme de mí misma, a ser aquello que nunca imaginé ser. Amarte me obliga a perder el control y eso me hace sentir tan vulnerable…
No me importa desnudarme ante ti. Me encanta desnudarme. Contarlo todo a todos. Desparramar lo que soy a los cuatro vientos. Exponerme. Ponerme precio.
No me importa desnudarme ante ti porque, en realidad, tú me importas poco, casi tan poco como lo que te importo yo a ti.