Me gusta la gente común. Las personas que, sin grandes pretensiones, son capaces de bailar la vida y, pese a todo, encontrarse con otros y disfrutar juntos del regalo que el buen Dios nos hace cada día. Me gustan las personas como tú. Las personas que, en invierno, se enfundan tras un blanco gorro de lana, tras unos guantes a juego, bufanda al cuello, y salen a enfrentar su día con una sonrisa llena de calor inagotable. Me gustan los hombres que, en el metro, van leyendo. Me gustan los que ceden su asiento, los que sonríen al niño que entra con su madre y los que comentan la noticia del periódico compartido. Los que se encuentran, los que se ofrecen, los que se muestran… Me gustan las chicas normales cuya belleza sólo yo soy capaz de captar. Me gusta que se sepan preciosas tras mi mirada, mientras me miran. Me gustan aquellos que han descubierto que la vida no se juega en bancos, palacios, terrenos o parquets bursátiles. Me gustan aquellos que no son de ningún sitio y cuya patria es el mundo entero. Me gustan aquellos que convierten un instante en una cotidiana obra de arte…