La encontré en el periódico. Me lo había dicho la Juani, la portera.
– ¡Señora Carmen, cómprese el periódico hoy, que sale su hija!
Algo incrédula me acerqué al kiosco y la vi, en portada, bajo un gran titular en negrita: «La nueva España laica». Ahí estaba, con mirada triste y expresión desafiante. Parecía que me miraba a mí y que los carteles que llevaba eran su venganza por todos los domingos de misa de su infancia.
¿Qué te había pasado hija? ¿Cuándo sucedió? ¿En qué momento el Dios en el que creías pasó a ser tu mayor causa de indignación? ¿Qué hicimos mal tu padre y yo? Fue tan triste el camino de vuelta a casa, con el diario bajo el brazo…
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I found her in the newspaper. Juani, the caretaker, had told me:
– Mrs Carmen, buy today’s newspaper, that your daughter appears in it!
A bit incredulous I went to the kiosk and I saw her, on the cover, behind a big headline in bold: «the new laical Spain»
There she was, with a sad look, and a defiant attitude. It looked like she was looking at me and the posters she was carrying were her revenge for all those Sundays of mass in her childhood.
What had happened to you, daughter? When did it happen? In which moment the God who you believed in became your greatest cause of indignation? What did your father and I do wrong? The way back home was so sad, with the newspaper under the arm…
– Mientras vivas en esta casa las normas las pongo yo…
– Papá, ¿y qué hay del derecho a decidir?
– ¿Derecho a decidir? ¿A decidir qué?
– Las normas que me afectan… Al menos dialogarlas… ¿no?
– Tienes razón hijo… lo siento… dialogaremos… cuando pagues toda la deuda pública adquirida.
Y pegó un portazo.
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– As long as you live in this house I’m setting the rules…
– Dad, and what about the right to decide?
– Right to decide? To decide what?
– The rules that affect me… At least to negotiate them… right?
– You are right son…I´m sorry…we will negotiate …when you pay all the public debt acquired.
No me hace falta beber para olvidar, como haces tú. Los años me han cerrado el acceso a los recuerdos y la mugre, y las telarañas se agolpan en los rincones de mi memoria. Me acuerdo de poco y sirvo para casi nada, pero mi temblorosa voz es todavía suficiente como para decirte que es mejor morirse viejo y desgastado que nuevo y repeinado.
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I don’t need to drink to forget, like you do. The years have denied the access to the memories and the dirt, and the cobwebs build up in the corners of my memory. I remember little and I’m useful for almost nothing, but my trembling voice is still enough to tell you that is better to die old and age-worn than new and overdressed.