– ¡Políticos corruptos, homosexuales fuera del armario, actores heroinómanos, familias rotas, mujeres enseñando sus tetas…! ¡¿Pero dónde vamos a llegar?! ¡Esto es un escándalo!
– El Papa dijo que la división de los cristianos también era un escándalo…
– ¡Bah! ¡¿Qué sabrá el Papa?! ¡¿Dónde vamos a llegar?! ¡¡¡¿Dónde vamos a llegar?!!!
amigos para añadir un punto más de diálogo te propongo la siguiente encuesta en mi blog http://jotallorente.wordpress.com/2014/02/10/encuesta-narraluz-66/ ¿dónde crees que está hecha la foto?
bien amigos, lo prometido es deuda. en las votaciones muchos habéis puesto que la foto es de la JMJ y sólo dos respuestas han sido las correctas; la foto está hecha en el orgullo gay de 2013 en madrid. No es el primer año que acudo a esta fiesta a hacer fotos, todos los años he encontrado mensajes en contra de la iglesia, pero también he encontrado a cristianos que no se avergüenzan de decir que son homosexuales y cristianos. ¿por qué nos empeñamos en separar? muchos gays están a favor del diálogo, muchos católicos estamos a favor del diálogo. como dice Santi el post de #narraluz «- El Papa dijo que la división de los cristianos también era un escándalo…» creo que saber el contexto en el que está hecha está foto le da una nueva vuelta a la lectura de este narraluz.
¿Son las prácticas homosexuales pecado? El catecismo de la Iglesia enseña una cosa… ¿pero la verdad revelada es mentira?
a) Las prácticas homosexuales sí son pecado, luego si nos arrepentimos y nos confesamos Dios nos perdona ese pecado y nos ayuda para que no volvamos a cometer esas prácticas homosexuales.
b) Las prácticas homosexuales no son pecado. El matrimonio en Cristo indisoluble debería incorporar la monogamia homosexual. Habría que revisar el principio de la fecundidad: «Sed fecundos y multiplicaos» o aceptar la fecundidad «darwinista»: madres de alquiler, fecundación in vitro…
Es importante aclarar ésto para que los homosexuales nos podamos confesar de las prácticas homosexuales y abandonarlas. O bien para que sigamos adelante con ellas porque no sólo no es pecado practicar la homosexualidad, sino que podríamos casarnos en Cristo como cualquier pareja monógama heterosexual.
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PD 1. Mi experiencia es la opción a). Abandoné las prácticas homosexuales (tuve varios novios, “rollos” en fiestas, fui un verano al Orgullo), dejé a mi último novio y mantengo la castidad. Todo ello después de un análisis de conciencia exhaustivo, posterior confesión y penitencia. Mantengo la castidad en Cristo que el mismo Cristo me pidió y me pide.
PD 2. Los homosexuales debemos conocer claramente si nuestras prácticas son correctas o no, si son pecado o no. Básicamente porque tenemos DERECHO a arrepentirnos, confesarnos y salvarnos. No nos condenéis. No nos digáis que NO son pecado, porque entonces NO nos arrepentiremos.
PD 3. Se puede condenar al homosexual de dos maneras: C1) diciéndole que las prácticas homosexuales son pecado, pero que Jesucristo NO se las perdona aunque se arrepienta. C2) diciéndole que las prácticas homosexuales no son pecado, luego no se puede arrepentir. ¿Quién se va a arrepentir y abandonar una cosa que NO es pecado?
PD4. Pido claridad a la Iglesia. Que no nos condenéis a los homosexuales. Ni de la forma C1) ni de la forma C2). Yo Evangelizo a amigos míos homosexuales, explicándoles que la Iglesia nos acepta, nos quiere y es muy misericordiosa, cariñosa y comprensiva con nosotros, y que Cristo nos perdona nuestro pecado de prácticas homosexuales si nos arrepentimos y nos confesamos, como hace con cualquier católico con otros pecados.
PD5. Siento atracción por los hombres, no por las mujeres. Seguramente no me case nunca con una mujer. Eso no es pecado porque no depende de mí, no lo controlo, no es voluntario. La Iglesia y Cristo explican que esa concupiscencia que me lleva a la atracción homosexual no es pecado, por no ser voluntaria.
PD6. Espero no ser víctima de censura homófoba y que este comentario se publique íntegro, aunque no apoye la tesis defendida en el Narraluz. He sido respetuoso, fiel a la verdad, y misericordioso y tolerante con mis hermanos y amigos homosexuales.
Que Dios os bendiga a todos.
¿Pero qué eso de que las «prácticas homosexuales» son pecado? Qué retrógrado suena eso. Qué discriminatorio, qué injusto, qué agoista. Que en pleno 2015 se pueda engañar a un homosexual diciéndole que por ser lo que es y hacer lo que hace (sí, prácticas homosexuales, ¿y qué?) se va a condenar porque eso es pecado, es de juzgado de guardia. Esa educación franquista la creía superada.
Creo que sobra decir que las «prácticas homosexuales» no son pecado (si pides perdón en confesión, el cura te dice: «Hijo, eso a Dios le da igual, sigue viviendo la homosexualidad tranquilamente y preocúpate únicamente de ayudar a los demás y de ser buena persona»).
El Narraluz parece haber dado un giro muy a la derecha dando cabida a comentarios homófobos como el del homosexual renegado. Poco tolerantes y misericordiosos me parecen esos comentarios homófobos. Flaco favor hacéis al diálogo que muchos proponemos, defendemos y practicamos.
Me gustaría saber si Narraluz cree que las «prácticas homosexuales» son pecado y, con toda la lógica del mundo, como el pecado es malo hay que pedir perdón, confesarse y no volver a pecar más. O podéis no decir nada, lavaros las manos como Pilatos y mantener una actitud equidistante entre la defensa de los homosexuales (desde luego, las «prácticas homosexuales» no son ningún pecado) y la postura de discriminar a los homosexuales (las «prácticas homosexuales» son pecado, te puedes confesar y Dios te perdona y te dice: «Ve y no peques más». Eso dice el comentario).
1º No creo que sea «educación franquista» que los cristianos aprendamos qué cosas son pecados y qué cosas están bien, más que nada, por ver si así podemos convertirnos, pidiendo perdón a Jesucristo que nos perdona si nos arrepentimos, para poder cumplir con la santidad que Dios nos pide.
2º A mi Jesucristo me perdonó las prácticas homosexuales que cometí. El sacerdote, ministro de Dios, perdona los pecados y establece penitencias pero no en su propio, sino en el nombre de Dios.
3º Narraluz es una experiencia de diálogo donde a mí se me ha permitido dar mi testimonio, que es políticamente incorrecto a los ojos del mundo.
4º Yo a todo el mundo le digo que Dios nos perdona todos nuestros pecados, incluidas las prácticas homosexuales. Digo que la Iglesia no te mira mal porque seas de orientación homosexual y hayas cometido prácticas homosexuales porque de pecadores se compone la Iglesia y todos tenemos nuestros pecados, sean prácticas homosexuales u otros.
5º Por tanto, si no entiendes por qué las prácticas homosexuales son pecado, como nos enseña Jesucristo, pregúntaselo a Jota Llorente, que es sacerdote.
6º Yo no lo haré tan bien como Jota Llorente, pero te diré lo que he entendido después de varios años, habiendo estado totalmente alejado de la Iglesia y Jesucristo porque no me gustaba esa «voluntad» de Dios (quería que se hiciera la mía, que era practicar la homosexualidad). Dios nos creó hombre y mujer, complementarios: el hombre necesita a la mujer y viceversa. El amor auténtico sólo surge entre amor y mujer, pero es diferente al que el mundo nos vende. Los dos abandonan a sus padres para formar su propia familia, estando unidos en Cristo para siempre y abiertos a la vida, de forma que nacen los hijos fruto del amor. Los homosexuales tenemos atracción hacia personas de nuestro mismo sexo, cosa que no depende de nosotros porque yo así no lo he querido, sino que la concupiscencia me ha llevado a eso. Solo se puede vivir el amor, de verdad, entre hombre y mujer casados. Yo, aunque me atraen los hombres, no debo salir con hombres, ni fornicar con ellos. En lugar de eso, tengo que ser casto, rechazando toda proposición indecente con hombres. Jesucristo entiende mi inclinación hacia el pecado, pero me pide que le sea fiel y no sucumbir, que sea fuerte, que rechace la tentación. Y Jesucristo me da su GRACIA, porque yo solo no puedo resistirme al pecado, sino que necesito su fuerza, su ímpetu, su aliento, que no es otra cosa que su gracia.
7º Y, evidentemente, la Iglesia debe permanecer unida, sin divisiones entre cristianos homosexuales y heterosexuales. Precisamente Jesucristo nos recuerda a los homosexuales que nos perdona nuestras prácticas, que podemos vivir en castidad, junto con nuestros otros hermanos. Qué gran noticia saber que Dios me perdona mis prácticas homosexuales y me ayuda cada día a no caer en esa tentación. Ese es el mensaje de Dios, la Palabra, la Vida, el Amor.
8º No nos confundas a los cristianos homosexuales, querido NewYork. No nos digas que nuestro pecado no es pecado. Por favor, necesitamos luz, claridad. Porque no me gusta que me engañen, que me digan que lo que estoy haciendo está bien cuando realmente está mal para que así no me confiese, no me convierta, no cambie de vida, no abandone el pecado. Jesucristo es claro y misericordioso: las prácticas homosexuales son pecado, y a todos los homosexuales que nos arrepintamos nos perdona una y mil veces.
Que Dios os bendiga a todos.