– O lo haces o te vas.
– Me parece indignante que no penséis en las personas, que nos tratéis como máquinas…
– Es lo que hay. Las normas las ponemos nosotros. La nostalgia no da de comer. Aquí necesitamos gente que esté dispuesta a darlo todo. Ya me dirás cómo les vas a explicar a tus hijos que su padre se ha quedado sin trabajo por no querer trabajar más… ¿Quieres ser un muerto de hambre fracasado? Si tú no quieres… otro aceptará. Piénsalo.
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– Either you do it or you are fired.
– It seems me outrageous that you don´t think in the people, that you treat us like machines…
– That’s what there is. We set the rules. Nostalgia doesn’t feed you. Here, we need people who are ready to give it all. Now you’ll tell… How are you going to explain to your children that their father is unemployed because he doesn’t want to work some more… do you want to be miserable loser? If you don’t want it… some else will accept it. Think about it.
– ¿A qué pobres te refieres?
– ¿Es que hay tipos de pobres? No entiendo…
– Por supuesto. Hay una pobreza tiránica, que ejerce una superioridad moral sobre el resto, que exhibe su situación con violencia… Hay una pobreza que odia, una pobreza que añora ser rica. hay una pobreza que no puede estar más alejada del pobre al que nos llama Cristo.
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– Which poorare you referring to?
– Are there kinds of poor? I don’t understand…
– Of course. There is a tyrannicpoverty, that exerts a moral superiority over the rest, that exhibits its situation violently… There is a poverty that hates, a poverty that misses to be rich, there is a poverty that cannot be most remote from poor whom Christ calls us to…
Era el primer mitin de mi vida. Una mezcla de entusiasmo y terror mantenía mi tensión en los niveles adecuados para el éxito.
– Ellos no esperan a un ciudadano del montón. La gente no quiere ver al hombre, ni al marido, ni al padre, ni al trabajador. La gente quiere ver al Dios en quien confiar, al Dios que solucione sus problemas.
Mi asesor me dio las últimas instrucciones y, cuando me anunciaron por megafonía, me levanté, alisé mi traje italiano y con una sonrisa subí al escenario. Había llegado a la cumbre.
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It was the first rally of my life. A mixture of enthusiasm and terror keep my tension on the appropriate levels for success.
They don´t expect ordinary run of the mill citizen. People don’t want to see the man, the husband, the father, nor the worker. People want to see a God whom to trust, a God that solves their problems.
My advisor gave me the last instructions and, when they announced me on the PA system, I stood up, smoothed out my italian suit and with a smile I went up on stage. I had reached the summit.