#Narraluz 44

#Narraluz 44

– ¿No te cansa estar continuamente aprendiendo?

– La verdad es que no. Aprender es mejor que un café cargado por la mañana. Hace que me sienta vivo, que sienta que aún queda camino por recorrer, que no puedo bajar los brazos…

– Buff… ¿Y la tranquilidad de saber que ya has llegado, de sentirte seguro, de reposar en lo que ya has hecho?

– Yo no quiero reposar… ¡Y menos vivir seguro! La vida es novedad, cambio, movimiento, emoción, imprevisto. Cuando algo se para, se muere.

#Narraluz 41

#Narraluz 41

Nos encontramos al final del camino, casi llegando ya. Ambos ancianos, débiles, gastados, con poco que ofrecer por lo mucho que habíamos dado ya. Pero nos encontramos y hemos descubierto en el otro el mejor de los compañeros para este tramo definitivo.

Muchos dicen que lo nuestro no es amor… y les comprendo. Es tan fácil opinar de todo cuando uno se siente fuerte, con ganas, con todo por delante… No voy a ser yo quién les discuta. Sólo sé que me levanto feliz a su lado, contento de poder hacerle la vida más luminosa, de acompañar con mi flaqueza, la suya, de planear llegar al paraíso de la mano de alguien.

 

#Narraluz 40

#Narraluz 40

– No soporto la calurosa madurez de agosto.

– ¿No será que te estás haciendo mayor?

– ¿Mayor? ¿Yo? Yo seré siempre joven…

– Presiento que el verano se te va a hacer muuuuuuuy largo…

#Narraluz 31

#Narraluz 31

 

 

Eres mi vecina favorita y ni siquiera nos hemos cruzado palabra; qué cosas tiene la vida.

Tu mayor distracción es mirarme, observarme, saber que estoy. Tu vida palpita con la mía. Tus desvelos tienen mi rostro. Al amanecer, nada más levantar las persianas, aún con los ojos llenos de legañas y sensibles a la luz, ya estás ahí y te apresuras a sonreírme y darme los buenos días inclinando levemente la cabeza. Desayunas conmigo desde tu ventanuco, ya gastado. Acompañas el comienzo y el final mi día. Eres mi ángel de la guarda.

Un día me animaré y llamaré  a tu timbre. Iré a contarte quién soy y a escuchar quién eres tú. Un día querré descubrir cómo suena tu voz llena de años y decirte que, con ese poquito, con ese saludo, con esa presencia, con esa sonrisa… me haces ser mejor persona.

#Narraluz 29

#Narraluz 29

Cuando era niño pensaba que no había nada más aburrido que la paz. Me pasaba las tardes corriendo, jugando, montando campamentos en el salón de casa, disparando a enemigos imaginarios, retando a los grandes superhéroes del momento, escapándome de la mano de mamá durante los paseos de domingo…

En mi juventud, la paz era sinónimo de vacaciones, de sofás en los que tirarme, de fines de semana sin mis padres, de escapadas a montes perdidos y rincones solitarios con mi novia o mis amigos… Saboreaba la paz de un buen retiro, de un jugoso silencio… y me escapaba de la gran ciudad para conquistar ese bien preciado y escaso.

Luego llegó la adulta madurez y el sueño por pasar unos días sin los niños, sin gritos en casa, sin carreras, sin peleas, sin trajines del día a día. La paz era un tesoro prácticamente imaginario e inaccesible, un sueño, una quimera. Estrés, preocupaciones, facturas por pagar, hipotecas pendientes… ¿Dónde se escondía la paz? ¡¿Dónde?!

Hoy, a mis 74 años, miro atrás divertido y me río de todo aquello mientras vivo mi vejez con intensa plenitud. Contemplo el camino recorrido y me recreo en cada recuerdo, en cada renglón de mi historia. Y me reconozco en el relato. Siempre he sido yo. Hoy, también. Y me descubro en paz. Ha llegado sin hacer ruido y ya para quedarse.