#Narraluz 45

#Narraluz 45

Tenéis que decidiros. Si estáis dispuestos a empezar un camino juntos, tenéis que elegir el calzado adecuado. Pensad que muchas parejas se rompen a medio camino por esta causa…

Ambos debéis llevar zapato cómodo. El tacón no es bueno para grandes distancias. Acaba haciendo daño o rompiéndose en el trayecto. No pongáis pues el acento en lo elegante, en lo glamuroso, en lo chic… Zapato cómodo, que los dos os sintáis a gusto en la travesía. Ya el camino es largo y duro como para tener que afrontarlo con ampollas y rozaduras desde el comienzo.

Y que sea flexible, de buena suela, bien curtido y sin defectos en sus costuras. Lo importante es que dure. Luego, que sea amarillo o rojo, liso o con estampados, moderno o clásico… ya da un poco igual. Ahí cada uno elegid lo que más os guste.

Un camino puede ser apasionante pero hay que saber andarlo.

#Narraluz 44

#Narraluz 44

– ¿No te cansa estar continuamente aprendiendo?

– La verdad es que no. Aprender es mejor que un café cargado por la mañana. Hace que me sienta vivo, que sienta que aún queda camino por recorrer, que no puedo bajar los brazos…

– Buff… ¿Y la tranquilidad de saber que ya has llegado, de sentirte seguro, de reposar en lo que ya has hecho?

– Yo no quiero reposar… ¡Y menos vivir seguro! La vida es novedad, cambio, movimiento, emoción, imprevisto. Cuando algo se para, se muere.

#Narraluz 43

#Narraluz 43

La vida para ti es un gran cabaret y tú uno de sus principales protagonistas. Sólo sabes vivir provocando, transgrediendo, pisando charcos. Sin reservas, sin vergüenza, como si no hubiera mañana. Me miras y me digo que tampoco está tan mal eso de zambullirse en una comedia esperpéntica de desenlace imprevisible. Pero tengo una pregunta: Cuando se baja el telón y se apagan las luces… ¿quién eres?

#Narraluz 42

#Narraluz 42

Son las 3 AM y mi cabeza no deja de dar vueltas. Estoy solo, en una silla de la sala de espera del paritorio, esperando. Llevo siendo padre nueve meses pero hoy es la primera vez que nos vamos a ver las caras. Ella está dentro, fuerte como siempre. No sé nada desde hace 5 minutos e intento calmar mis nervios. Muy difícil. No es preocupación sino la necesidad de vivir este momento con la intensidad que se merece.

Las circunstancias han querido que no pueda acompañarla y, por un lado, doy gracias por ello. Esta soledad es dura pero ¡tan necesaria! Están siendo minutos de una profundidad indescriptible, de un encuentro profundo conmigo y con el mismo Dios que hoy, de nuevo, se hace carne y habitará entre nosotros.

Ya se oyen lloros. Ya está aquí. Trago saliva. La intensidad ahoga a la ligera alegría. Es profundo, mucho más profundo. Adentro. Mucho más adentro. Me siento el hombre más bendecido y amado del mundo.