Lo intentas pero no es posible. No es posible dejar de ser quién eres, vestirte de otro, cubrir tu rostro, esconderte de mi. No te engañes, conozco a mis hijos. Te conozco y… te quiero.

Me da pena ver cómo tiras tu vida de terraza e terraza, buscando lo que nunca encontrarás fuera de ti. No me acostumbro a verte solo, escapando de tu sombra, con el alma pasando frío…

Levanta la cabeza. Mírame. Estoy aquí mismo. Esperándote.