Me enamoré de ti siendo niños, aquella tarde en la que nos escapamos de la aldea y corrimos a los acantilados a ver el sol esconderse en lo profundo del horizonte. Tu pelo cobrizo ha perseguido mis sueños desde entonces. He buscado tu rostro en las mujeres con las que he estado. Te he besado cada vez que las besaba a ellas. Te he querido a ti, amándolas a ellas con reservas. Me he sentido vagabundo y emigrante, peregrino y caballero andante.

¿Dónde estás, amor? ¿Dónde te escondes? ¿Por qué no te lo dije? ¿Por qué te dejé marchar? ¿Por qué? ¿Por qué no luché por ti? ¿Por qué nadie me dijo que la vida no siempre da segundas oportunidades?

Tu pelo cobrizo…